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Spain is different

No había en Europa un lugar más adecuado que España para el enfrentamiento violento entre derecha e izquierda. La Iglesia católica, que en Italia y otros países había desarrollado un papel centrista y moderado, en España se encontraba totalmente alineada a la derecha, junto a los grandes latifundistas e impermeable a las corrientes cristiano-democráticas que habían modificado profundamente el panorama político de otros Estados. En España, el centro moderado representado por la burguesía urbana era débil, y la Iglesia todavía era un puro y simple instrumento de un gobierno opresivo y no, como en el resto de Europa, un lugar para la mediación de los conflictos sociales.

Habla de hace un siglo, pero la cosa venía de lejos…

[Paolo Viola, Il Novecento. Turín, Einaudi, 2000, p. 172].

Francisco Tárrega compone para Nokia. Un apunte sobre comunicación cultural

Hace tiempo me daba por preguntarme quién habría compuesto la melodía de los móviles Nokia, y me imaginaba al compositor nadando en una piscina llena de billetes de 500 euros. Ahora, con la llegada de los ‘smartphones’, el móvil formato adoquín y sus politonos han venido a menos: aquella famosa melodía ya no se oye. Sin embargo, todos la hemos oído cientos de veces. ¿De dónde viene? Atentos al segundo 14 de este vídeo:

Pues sí, la melodía es la misma excepto por la nota final (un ‘la’ que aquí está una cuarta más abajo, o al menos eso dicen los entendidos). Forma parte del ‘Gran Vals’ compuesto por Francisco Tárrega, compositor y guitarrista del siglo XIX cuyos herederos, por cierto, no han visto un duro por el uso que Nokia ha hecho de su obra. Los motivos son dos: no existen herederos (importante) y los derechos de autor ya habían expirado cuando Nokia adaptó la melodía. La piscina de los euros se quedó vacía.

Franciso Tarrega por Vicente Castell

Francisco Tárrega retratado por Vicente Castell (1904). Fuente:Wikimedia

En realidad, la del tono de Nokia es una historia más o menos conocida: en 1994 la compañía lanza el modelo Nokia 2110 que, en la práctica, lo peta: se venden más de 20 millones de terminales. Entre los 30 tonos de llamada incluye uno llamado ‘Gran Vals’, que más tarde acabaría denominándose ‘melodía Nokia‘ (‘Nokia tune’) y vendría por defecto en todos los terminales de la multinacional finlandesa (aquí lo explican de manera bastante completa). De este modo, miles de millones de personas escucharon el motivo de Tárrega sin saber que es suyo, pensando que lo había compuesto míster Nokia o vaya usted a saber.

Lo que me llama la atención del caso es que los blogs que refieren esta historia no dicen: «Nokia adaptó el Gran Vals de Tárrega para el tono de sus móviles», sino «Tárrega compuso el tono de Nokia». Como si lo hubiera hecho a propósito o Nokia ya existiera en el siglo XIX. La forzatura resulta lógica: lo importante aquí y lo que todo el mundo conoce es el tono de Nokia, no a Francisco Tárrega. El compositor queda reducido a anécdota: no es más que un dato curioso sobre el tono y poco más. ¿Está esto mal? Pues ni mal ni bien, simplemente es inevitable. Este blog lleva la forzatura hasta sus últimas consecuencias cuando titula su entrada: «Francisco Tárrega compuso sin saberlo el Nokia Tune». Hombre, lo fuerte hubiera sido que lo hubiera compuesto a sabiendas, en plan pionero de las nuevas tecnologías y los formatos musicales del futuro.

¿A qué viene todo esto? Resulta que Tárrega nació en Vila-Real. Yo suelo pasear por esta localidad, conocida por su equipo de fútbol y por haber alumbrado el primer Mercadona de la historia, entre otras cosas, y muchas veces me encuentro con la casa museo de Tárrega. Se la suele ver un tanto deshabitada: da la sensación de que este hombre merecería ser mucho más conocido de lo que en realidad es. Y se debería empezar por su propia casa, qué menos. ¿Qué hacemos para dar a conocer a Tárrega? Si nos ponemos a hablar de su vida y sus geniales composiciones necesitamos un librillo, un folleto, algo así, y ponerlo a mano de gente con ganas de leerlo. ¿Qué podríamos usar de la historia de Francisco Tárrega para darle a conocer al gran público de manera mucho más instantánea? ¿Qué elemento de su obra conoce todo el mundo?

casa de Francisco Tarrega

Casa natal de Francisco Tárrega, o eso dicen. Fuente: fotos.vila-real.com

Pues sí, a eso voy. Pero claro, poner una placa en la puerta de su casa con la inscripción: «aquí nació Francisco Tárrega, compositor del tono de Nokia» puede causarte muchos problemas. Voy a dejar de lado las cuestiones legales, usar una marca comercial, etc., para centrarme meramente en el plano de la comunicación cultural. Muchos melómanos, admiradores de Tárrega o conocedores de su obra (que no quiere decir que la hayan escuchado) pondrían el grito en el cielo.

¡Con la de obras geniales que compuso, con la maestría de que siempre hizo gala a la guitarra, y vamos a destacar de él la mierda del politono ese que ya ni se escucha!

Pues sí, suena injusto. Pero es que la mierda del politono forma parte indeleble de nuestra memoria auditiva y lo conocemos todos. Esto último creo que vale la pena subrayarlo: «todos» quiere decir cientos de millones de personas que habitan en países desarrollados de ambos hemisferios, de Cuenca a Kyoto. Imaginemos una campaña tipo: «lo que Nokia le debe a Francisco Tárrega» o «conoce al compositor del tono más famoso de la historia», no sé, algo así. ¿Cuánta de esa gente no va a sentir curiosidad por saber quién era el tío del politono? A lo mejor ellos también pensaban que estaba bañándose en una piscina de euros. ¿Y cuántos de esos cientos de millones van a tener el buen gusto de apreciar el ‘Gran Vals’ por lo que es: una pequeña maravilla, y se van a interesar por el compositor? Pues muchos menos, claro, pero ya se imaginan que el 10%, pongamos, de todo el mundo, sigue siendo mucha gente.

¿Valdría la pena hacer algo así? Yo creo que sí. ¿Supondría menospreciar a Tárrega? Pues no lo sé, puede que también. Pero ¿qué interesa más, mantenerle en el olimpo de los intocables, donde lo conocen cuatro, o darle una vuelta por el barrio para que lo vea la gente? Dicho de otra manera: la comunicación de la cultura, sea eso lo que sea, ¿la hacemos subidos a un pedestal, con los cuatro de siempre, o nos bajamos a vendersela al personal a caraperro? Ojo, que parece que lo digo convencido pero en realidad no lo tengo tan claro.

Lo que está claro es que, mientras pienso en estas cosas, los jardines de Vila-Real lucen una estatua-homenaje a Tárrega con la fecha de su nacimiento equivocada. ¿Qué quieren que les diga? Así no vamos bien.

monumento a tarrega en vila-real

Monumento a Tárrega inaugurado el 21 de diciembre de 2002 con motivo del 150 aniversario y un mes de su nacimiento. Fuente: fotos.vila-real.com

La política y el dolor ajeno. Mariano Rajoy, Tony Judt, Desmond Morris

Ustedes ya lo saben, así que seré breve: el otro día está Mariano Rajoy en Bruselas de «charla informal» con su homologo finlandés, Jyrki Katainen (traductor de por medio, claro. No sé cómo puede una charla ser informal así), momentos antes de iniciarse el Consejo Europeo, y le suelta eso de:

La reforma laboral me va a costar una huelga general

Y claro, se arma la que se arma. Que por qué nos tenemos que enterar de esas maneras, que por qué dice fuera lo que no se atreve a decir aquí, que qué falta de respeto hacia los españoles, etc. Recuerdo un colaborador del programa Asuntos Propios, de rne1, indignado por el tono en que lo dice: así, sin darle importancia, como quien comenta los gajes del oficio: «¿sabes el otro día lo que me pasó?», «pues sí, ya ves tú», «si es que estas cosas son así», y tal.

Y claro, uno piensa que para esta gente, que son políticos de profesión, una huelga general es un gaje del oficio. Si eso fuera un congreso internacional de física, hablarían cada uno de sus experimentos. Si fuera de abogados, de los casos que tiene cada uno en su país. Como es un congreso de presidentes del gobierno, pues hablan de política, claro, pero no a la manera en que lo hacemos nosotros, sino con ese tonillo medio de resignación que les da la familiaridad profesional que tienen con el tema:

— ¿Qué tal las cosas por Finlandia?

— Así así. El otro día me grabaron un ministro haciendo cosas raras con un koala y lo he tenido que dimitir.

— Qué barbaridad. Pues yo estoy ahora con una reforma laboral que seguro que me cae una huelga que no veas.

— Hay que ver cómo está el patio últimamente. Ya verás como esto te gusta. En el bar hay 2×1 hasta las ocho.

Tony Judt, Fernando Vicente, política, moral, dolor

Tony Judt retratado por Fernando Vicente

No sé, cosas así. ¿Que qué me parece? Pues normal. Lo que me inquieta es el reverso de la moneda, cuando vuelven a sus respectivos países y se dirigen a los ciudadanos y estas cosas ya las dicen de otro modo: «es una situación grave», «hemos tomado decisiones muy difíciles», «tenemos que hacer sacrificios», todo dicho con cara muy de circunstancias. Y claro, esos deslizamientos a la primera del plural dan qué pensar: ¿quiénes «hemos» tomado esas decisiones? ¿para quién son difíciles? ¿quiénes nos «tenemos» que sacrificar? Son declaraciones genéricas, bastante habituales hoy en día, que me hacen recordar algo que le leí el otro día a Tony Judt.

Judt es un historiador recientemente fallecido que, poco antes de morir, escribió dos libros sobre su presente y el de todos. Uno de ellos es Algo va mal y en él denuncia, entre otras cosas, el vocabulario pretendidamente ético que los políticos actuales han introducido en su discurso para reforzar sus argumentos económicos.

Cuando imponen recortes en las prestaciones sociales –cuenta Judt–, los legisladores estadounidenses y británicos se enorgullecen de haber sido capaces de tomar ‘decisiones difíciles’. Los pobres votan en mucha menor proporción que los demás sectores sociales, así que penalizarlos entraña pocos riesgos políticos: ¿eran tan ‘difíciles’ esas decisiones? Actualmente nos enorgullecemos de ser lo suficientemente duros para infligir dolor a otros.

Infligir dolor a otros. La expresión es fuerte, de las que se usan para hablar de violencia y crímenes. ¿La política de recortes y austeridad es violenta? ¿Recortar las pensiones supone infligir dolor a los más pobres? ¿Los políticos actuales hacen daño a quien menos tiene? No quisiera resultar demagógico pero creo que sí. Y claro, hacer daño no es fácil ni agradable, al menos para las personas no acostumbradas a la política y con un cierto grado de empatía. Pienso en la reciente ministra de trabajo italiana, Elsa Fornero, llorando al anunciar los recortes que van a realizar para ahorrar 25.000 millones de euros.

La ministra italiana Elsa Fornero llora al anunciar los recortes

La ministra italiana Elsa Fornero llora al anunciar los recortes

¿Por qué llora Fornero? Porque no está acostumbrada a la profesión del político. Es una persona con un perfil de carácter técnico, ajena al mundo de la carrera política, y para ella ni los recortes ni las huelgas son un gaje del oficio. No ha ido a clases de interpretación ni tiene asesores de comunicación que le expliquen cómo tiene que decir las cosas en público. No necesita parecer preocupada ni compungida porque, simplemente, lo está.

No me malinterpreten. Con esto no quiero decir que los políticos sean unos desalmados sin sentimiento ni capacidad de empatizar con los demás. Simplemente quiero decir que, desde que la política se vuelve una profesión que se enseña, el disimulo, el engaño y la apariencia forman parte intrínseca de ella. Habrá políticos con una mayor capacidad de empatizar con el dolor y el sufrimiento que están infligiendo a los demás, y los habrá con una capacidad menor. Pero en todos ellos se da, de manera inevitable, un cierto distanciamiento respecto a los problemas y el dolor que están padeciendo muchas de las personas para quienes gobiernan, sobre todo, imagino, en lo que respecta a políticas estatales o internacionales.

Esto me recuerda otra cosa que leí hace mucho tiempo: Desmond Morris es un zoólogo y etólogo inglés que, para mi sorpresa, todavía sigue en activo y publicando. En 1969 escribió El zoo humano, un libro en el que compara el comportamiento de los líderes políticos mundiales con el de los jefes de las tribus de primates. La conclusión es que no hay mucha diferencia: en muchos casos, los comportamientos políticos son de carácter irracional y obedecen a ciertas constantes primarias, de tipo instintivo, que se hallan presentes tanto en las tribus humanas como en las simiescas. Pues bien, Morris, que escribe en plena guerra fría, se pregunta cómo podría evitarse el peligro de una guerra global entra la URSS y los EEUU. Las guerras, dice Morris, tienen muchas ventajas para el dirigente moderno:

En primer lugar, no tiene que arriesgarse a que le dejen el rostro ensangrentado. Además, a los hombres que envía a la muerte no los conoce personalmente: son especialistas, y el resto de la sociedad puede continuar su vida cotidiana. (…) Y tener un enemigo exterior, un villano, puede convertir en héroe a un dirigente, unir a su pueblo y hacerle olvidar a éste las rencillas internas.

Human Zoo, zoo humano, Desmond MorrisLa posibilidad de morir es lo que modera las guerras que emprenden las tribus de primates, cosa que no sucede con los cabecillas de las supertribus humanasLa respuesta, por tanto, es sencilla: evitaremos la guerra global entre los dos países destruyendo los refugios nucleares de sus respectivos presidentes, exponiéndoles al peligro. A ninguno de los dos se le ocurrirá lanzar un ataque nuclear cuando sea su propia vida la que esté en juego.

De nuevo: resulta más fácil infligir dolor a los demás que a nosotros mismos. Extrapolando este razonamiento a la política del sufrimiento de la que estamos siendo objeto en estos días, ¿qué solución obtenemos? Los políticos se pensarían dos veces los ajustes si éstos les afectaran directamente: si sus familiares se quedaran sin trabajo y su sueldo se viera mermado. Si esa primera persona del plural que suelen utilizar respondiera a la realidad. Si las decisiones fueran «difíciles» también para ellos y la «dureza» de los recortes no fuera una simple metáfora.

Confieso que no me queda claro si esto es sentido común o demagogia barata. ¿Sería esto una solución? Resulta tan sencilla como difícil de llevar a la práctica, al menos mientras la política continúe siendo una profesión per se y existan la comunicación política y los asesores de imagen. Sí podría ser un punto de partida, una prueba más de la necesidad que tenemos hoy en día de replantearnos el sentido de la política y la función de los políticos. ¿Hay lugar para la compasión en la política actual?

[Precisamente de replantearse la política, de redefinir la socialdemocracia y de la compasión trata el libro de Judt, una especie de testamento político sobre el que me gustaría volver algún día en este blog. Las citas son de: Tony Judt, Algo va mal. Madrid, Taurus, 2011, p. 47; Desmond Morris, El zoo humano. Barcelona, RBA, 1993, p. 107].

Actualización (13/2/12). Curiosamente, poco después de terminar esta entrada me he encontrado con un interesante artículo sobre las lágrimas de Fornero. El ángulo es otro, claro. También me he encontrado con el anuncio de una reforma laboral que, me temo, causará dolor e indignación. Aquí unas reacciones en caliente sobre el asunto.

koala

Él nunca lo haría

Excavando en los datos. Más proyectos sobre Humanidades Digitales

El viernes pasado el National Endowment for the Humanities de EEUU albergó la primera sesión de las conferencias Digging into Data Challenge. Esto último, que en español se traduciría con el lamentable nombre de «Concurso de Excavación en los Datos», o algo por el estilo, consiste en una competición internacional que premia cada año a proyectos punteros en el ámbito de las humanidades digitales. En las conferencias se han presentado los ocho proyectos premiados este año, en los que colaboran investigadores académicos y programadores para desarrollar estrategias y herramientas digitales que permitan afrontar problemas relativos a ámbitos como la historia, la lingüística o la musicología, cuya solución requiere poder manejar enormes cantidades de datos. Jennifer Howard escribe una entrada sobre el primer día de conferencias para el blog Wired Campus del diario digital The Chronicle of Higher Education. Así introduce uno de los proyectos ganadores:

¿Cómo podemos rastrear los patrones de la comunicación científica durante la Ilustración? Las cartas son una buena manera de hacer un seguimiento de la circulación de las ideas. Uno de los proyectos, Digging into the Enlightenment: Mapping the Republic of Letters, ha rastreado y hecho un inventario de miles de cartas enviadas por personalidades de la época. De ese modo puede generar un mapa que permite visualizar quién escribió a quién y dónde.

Grabado de Voltaire por Baquoy

Voltaire escribiendo su primera carta. Le quedaban 17999 (grabado de Baquoy. Fuente: Wikimedia)

Piense, por ejemplo, que sólo Voltaire escribió más de dieciocho mil cartas a lo largo de su vida. El sistema de información geográfica de que se sirve este proyecto permite ver la forma de esa correspondencia, el dibujo que ésta traza sobre el mapa de Europa. Es decir: permite ver cuál era el diseño de la república de las letras de verdad, la hecha de papel y tinta, más allá de los ideales universalísticos expresados en los libros de los ilustrados. «Ver» una correspondencia prolongada a lo largo de decenios constituye una forma de conocimiento que, valga lo que valga, es única y específica del medio digital. Jamás hubiéramos podido verlo con los medios de investigación tradicionales.

Anaclet Pons ya ha dedicado un par de entradas de su blog a este proyecto (aquí una general, donde menciona otros proyectos; aquí una más específica del pasado mes de Febrero) . Algunos datos que proporciona resultan bastante sorprendentes, como por ejemplo la escasez de intercambios epistolares entre Francia e Inglaterra. Como señala Dan Edelstein, uno de los investigadores principales del proyecto:

La narrativa común es que la Ilustración comenzó en Inglaterra y se extendió al resto de Europa. Se podría pensar que si Inglaterra era ese manantial de tolerancia y libertad religiosa habría habido ahí un interés más continuo de lo que muestra nuestro mapa de la correspondencia.

Por su parte, el setenta por ciento de los corresponsales de Voltaire se encontraban en Francia. Sólo el uno por ciento de su correspondencia se dirige a Inglaterra, e incluso allí se escribía con personas que no son de importancia histórica para nosotros. En Inglaterra Voltaire no estaba conectado a la red.

En las conferencias se pusieron sobre la mesa preguntas relevantes sobre la metodología y la filosofía de este tipo de investigaciones, así como sus futuras posibilidades. Jennifer Howard resume algunas:

¿Cómo pueden tratar los estudiosos la enorme cantidad de datos que la humanidad está generando? ¿Pueden los metadatos dar fe del contexto específico y el detallismo individual que ha impulsado tantas investigaciones en ámbito humanístico? ¿Son los datos de laboratorio menos útiles que los datos recogidos en el mundo real -fragmentos de grabaciones de voz captadas en línea para el análisis lingüístico, por ejemplo? ¿Y cómo construyen los informáticos y los académicos herramientas que hacen cosas nuevas, pero no hasta el punto de ser tan elaboradas que son inútiles?

Sinceramente, esta última pregunta se me escapa. Howard habla de «tools that do new things, but not to the point of being so fancy they’re useless». Es algo así como un investigador que llama al experto en computación:

–Michael, vamos a crear una herramienta de investigación que lo van a flipar los del concurso de excavación en los datos. Habla con los de Apple y los de Google… No, con el tío ese de Facebook no.

(Diez meses después suena el teléfono).

–Joder Michael, te has pasado. Es tan elaborada que no me sirve. ¡Necesitamos algo peor! Hazla tú mismo con el Excel a ver.

El problema soy yo que no lo pillo, claro, pero déjenme poner chorraditas que así soy feliz.

Imagen de la correspondencia de Voltaire

Imagen de la correspondencia de Voltaire

[Más info: Mapping the Republic of Letters es la página web de la base de datos del proyecto, donde pueden visualizar la correspondencia de multitud de personajes de la Ilustración. La página está hecha con un notable sentido del humor y desprecio por las leyes de la legibilidad. Aquí pueden consultar la base de datos de manera más cómoda. Aquí pueden consultar una lista de los ocho proyectos sobre humanidades digitales presentados en las conferencias. Las declaraciones de Edelstein son una mezcla hecha de las aparecidas en los blogs de Pons y Howard ya mencionados.].

Eisenhower, Franco y la niña Rosa María

Hace un par de días tuvimos en clase a Alicia Gómez Montano, directora de Informe Semanal, que nos contó la historia que se esconde tras una breve pieza emitida por los informativos de La 1 en 2009. Como creo que merece la pena la cuento aquí confiando en mi sola memoria, que me perdonen los protagonistas si hay alguna inexactitud.

Los servicios informativos suelen manejar una agenda de efemérides que les dice a los periodistas que mañana se cumplen 50 años de la llegada del hombre a la Luna, el otro 200 de la promulgación de la Constitución de Cádiz y cosas así. A principios del mes de diciembre de 2009 Carlos Ruscalleda, redactor de los servicios informativos de tve, recibe un encargo: preparar una pieza para la sección «¿Te acuerdas?» del telediario del sábado 20, conmemorando el 50 aniversario de la visita de Dwight D. Eisenhower a España (22 de noviembre de 1959).

Cartel conmemorativo del encuentro (fuente: Kalipedia)

Se trata de un hecho bastante conocido: Franco busca legitimar su dictadura a ojos del mundo, Eisenhower se pasa por aquí, paseíllo por la Gran Vía al que sigue una recepción oficial en la Moncloa el Palacio de Oriente, a la mañana siguiente coje un avión para su casa y todos contentos. Nada que no hayamos visto en el Canal Historia alguna tarde (bueno la verdad es que yo no estoy suscrito, pero si lo estuviera lo habría visto).

Ruscalleda decide documentarse y acude al ABC del 22 y 23 de noviembre de aquel año, donde se da una crónica precisa de las 18 horas que Eisenhower (Ike para los amigos) pasó en España. En la página 50 un titular llama su atención: «Saludo paternal de Eisenhower a una niña madrileña«. Parece ser que a las siete y cuarenta minutos de la mañana Ike, a punto de abandonar la Moncloa, se apartó del séquito de cámaras y periodistas para saludar a Rosa María Jiménez Calvo, una niña de siete años que había acudido a verle. Tras conversar unos minutos con ella le regaló una muñeca para proseguir luego con el programa de actos.

Vaya, esto no me suena del Canal Historia

Es un decir. El caso es que a Ruscalleda le llama la atención el episodio y acude al archivo de rtve para buscar a la niña entre las imágenes del NODO. El archivo no sólo conserva todos los NODO realizados sino las imágenes descartadas de cada uno, pero ni en uno ni en otras aparece Rosa María. Rebuscando en el archivo (que me imagino un poco como el almacén del arca perdida de Indiana Jones) aparecen unas bobinas sin catalogar, pero al reproducirlas la niña no aparece por ningún lado.

Mientras tanto Ruscalleda consigue localizar a la niña de carne y hueso, que ahora es una señora de 57 años con melenita corta que vive en Alemania. El corresponsal más cercano acude para entrevistarla y así descubren la otra parte de la historia: Rosa María había enviado al presidente de los Estados Unidos una carta diciéndole que le conocía de la televisión y que quería ir a verle.

Dime que dias bas a benir a Madri para ir a esperarte al abion de barajas

Rosa María está localizada, pero Ruscalleda necesita las imágenes de la niña para que tenga sentido su presencia en la noticia. El departamento de Documentación de tve habla con varios archivos, como ITN, APTN o el de la CBS, que también cubrió la noticia, y al cabo de unos días recibe una llamada de ITN: en sus archivos (tres almacenes de Indiana Jones) han encontrado una caja en la que se lee: «Eisenhower en España con una niña». Pero al abrirla descubren que está vacía.

El día de la emisión del informativo se acerca y a nuestro periodista no le queda más remedio que editar la noticia con las imágenes de archivo de que dispone, pero sigue buscando a la niña. Dos días antes de la emisión recibe un e-mail de la BBC:

Seguramente ya es demasiado tarde, pero hemos encontrado las imágenes que busca

Ruscalleda da un respingo en la silla de su oficina ante el asombro de sus compañeros (bueno, algo parecido habrá hecho) y llama al canal inglés (que poseía las tomas de la CBS). Necesita las imágenes para ayer. Sin embargo los ingleses, muy suyos para sus cosas de ingleses, le explican que no pueden mandar las imágenes de una menor para su emisión a menos que esta menor dé su autorización.

Pero es que esa menor vive en Alemania, tiene 57 años y lleva melenita corta

Bueno, pero en las imágenes lo que aparece es una menor de edad y tiene que dar su permiso. Así que de nuevo el corresponsal alemán corre a casa de Rosa María para que firme la autorización. Cincuenta años después de su carta a Eisenhower la niña escribe otra carta a los señores de la BBC autorizando la difusión del documento y confesando la alegría que le produciría ver unas imágenes que consideraba perdidas.

La carta la mandan por fax, claro, y de ese modo la mañana del mismo día de emisión Carlos Ruscalleda recibe vía satélite las imágenes de Eisenhower saludando a Rosa María Jiménez Calvo. Las había grabado Televisión Española, pero no se incluyeron en el NODO para que la niña no restara protagonismo al generalísimo. La BBC mandó una copia obtenida por sus servicios informativos y las imágenes completaron, así, un viaje circular emprendido 50 años antes.

Esa mañana Ruscalleda se encierra en la cabina de montaje y consigue completar la noticia que había imaginado y perseguido con empecinamiento durante tres semanas, y así es como la emiten los informativos del 20 de noviembre de 2009.

Se trata de una pieza de tres minutos hecha para cerrar el informativo del sábado, ese que suele verse entre la pesadez de la comida y el sopor de una siesta inminente. A lo mejor usted ya la vio en su momento, pero ahora lo hará con otros ojos. Las imágenes no han cambiado y en ellas la niña Rosa María aparece unos pocos segundos para luego decir las únicas obviedades que se podían decir (era pequeña, le hacía ilusión ver al presidente, es un recuerdo entrañable, aquí está la muñeca). Pero usted ha cambiado, porque ahora conoce la historia, el valor que la tenacidad de Ruscalleda ha dado a esas imágenes, y nunca las volverá a ver de la misma manera. La investigación y el conocimiento han cambiado para siempre nuestra mirada, ahí radica su importancia y su valor.

Ahora podemos ver a la niña.

NOTA. Con el paso del tiempo esta entrada se ha ido enriqueciendo, gracias a las aportaciones, realizadas en los comentarios, de Iñaskis K e Iris López, documentalista en el departamento de tve encargado de rastrear las imágenes. Mi agradecimiento por ese valioso tiempo que han dedicado a mejorar esta historia.